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  EL SENTIDO DEL DEBER
 

EL SENTIDO DEL DEBER

El ser humano, desde su nacimiento, tiene una serie de valores que podrían considerarse normas no escritas. Podríamos decir que existen para todas nuestras actividades y que conforme crecemos, se nos van inculcando y reafirmando, en primer lugar en nuestro núcleo familiar, pues este es el pilar más importante de nuestra educación; de esto dependerá que en nuestra vida futura seamos capaces de distinguir y encauzar nuestro camino entre lo bueno y lo malo.

 

Podríamos decir que existen valores familiares y/o morales, entre los que tenemos: el respeto a nuestros padres, la obediencia, la honestidad y la verdad; valores escolares, como serían, el correcto comportamiento con nuestros maestros y compañeros, la puntualidad, la limpieza; valores cívicos, como la lealtad hacia las Instituciones de la República  y hacia el significado de nuestros símbolos patrios y, finalmente, los valores relacionados con nuestra vida adulta y también laboral, que serían los éticos, entre los que contamos: la lealtad, la responsabilidad, la honestidad, la honorabilidad, la camaradería, la puntualidad, la disciplina, que no son sino la suma de todos los valores que vamos aprendiendo a lo largo de  nuestra vida, y que en un sentido estricto englobaríamos en un concepto fundamental bajo elcual cada individuo debería normar su actuar diario:  el SENTIDO DEL DEBER.

 

Esto podrimos definirlo como el hecho de realizar todas y cada una de nuestras actividades, sean las familiares, escolares, laborales, incluso las religiosas y políticas, con una dirección correcta, en la que además esté inmerso el llevarlas a cabo con calidad, haciéndolas bien desde la primera vez, satisfaciendo nuestra propias necesidades y de quienes la reciben.

 

Este gran valor en ocasiones va íntimamente ligado con un alto sentido de sacrificio, pues no en pocas ocasiones nos vemos sujetos y hasta obligados a desempeñarnos en situaciones difíciles, desfavorables y que no son de todo nuestro agrado. Esto por si mismo, muestra un alto sentido de formación individual con caráctery fortaleza de principios.

 

Con todo ello, podríamos entonces afirmar que el sentido del deberimplica a una gran parte de los valores fundamentales del individuo, con lo cual éste debiera ser capaz de encauzar y conducir su vida por la senda correcta, engrandeciéndose con cada acción a su propio ser y a quienes los rodean.Es cierto que el deberconlleva a una connotación de obligatoriedad que en la mayoría de los individuos, conciente o inconcientemente, rechazarían precisamente por esta condición y, de alguna manera la verían como algo con poca intención de realizar.Incluso, en términos muy estrictos, el sentido del deber  se daría por entendido que es hacer lo correcto. Sin embargo, como se mencionó antes, este concepto encierra un número variado de valores, por lo que en ocasiones tendríamos que considerar diferentes situaciones posiblemente éticas o morales, para tomar las decisiones y acciones correctas, a pesar de que pudieran no ser las más populares o convenientes para otras personas.

El sentido del deber se adquiere de manera inconciente, alimentado por todos los diversos valores que han sido depositados y cultivados en nuestra persona, primero sin percatarnos, pero que conforme maduramos física y mentalmente debemos de acoger en forma voluntaria y conciente, aceptándola como forma fundamental de vida, pues en gran medida esta será nuestra mejor carta de recomendación para cualquier tipo de relación, sea laboral, familiar, de amigos o de pareja, que emprendamos en la vida.

 

El Pentathlón, como una escuela de formación para los jóvenes y niños, inculca en sus elementos diversos valores sustentados en la disciplina militarizada, fortaleciendo su mente y su cuerpo a través de la exigencia física del ejercicio, pero también  enseñándolo a desarrollarse en el ámbito intelectual, mediante el adoctrinamiento de principios filosóficos de respeto, compañerismo, trabajo en equipo, amor a nuestros símbolos patrios, todo esto no con la intención de formar “soldaditos”, sino de darles herramientas  para que en su vida futura tengan el carácter suficiente para enfrentar y afrontar todas la condiciones que se les presenten.

 

En conclusión, creo firmemente que El sentido del deber debe continuar imperando por encima de cualquier cosa, incluso mas allá de nuestra propia vida, no para que seamos héroes caídos en la batalla ni por estar ligado a una condición social;tiene que ser igual para todos hombres y mujeres, civiles y militares, navales o policías, políticos y religiosos, presidentes o ciudadanos comunes.Todos y cada uno de los mexicanos debemos siempre anteponerlo ante la apatía, la indiferencia, la corrupción, el disimulo, la intolerancia y todas estas malas acciones o inacciones que desafortunadamente aquejan como un gran cáncer a nuestra sociedad.

 

Nuestro país necesitaciudadanos de bien, que se formen con firmes convicciones, que tomen como bandera la justicia social  para que exijamos a nuestros gobernantes la paz y tranquilidad que por derecho nos merecemos.

 

Quienes integramos al Pentathlón estamos haciendo lo  que nos corresponde, aunque todos sabemos que nunca será suficiente.Sigamos como dice nuestra marcha:

 

¡ Adelante Pentathlón, la Patria te llama ya!

 
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